Nada más lejos de la verdad. El cuerpo que yace en esa fosa es en realidad el de un británico fallecido en Inglaterra de neumonía durante el invierno de 1.943.
Cuando a principios del año 43 el Mando aliado tiene ya esbozado el plan de asalto a las costas sicilianas, surge la necesidad de elaborar una maniobra de dispersión para confundir al servicio secreto alemán. El objetivo era hacer creer a los alemanes que el inminente desembarco tendría lugar en Cerdeña y Grecia.
Al frente de esta trama estaba Ewwen E. S. Montagu, auténtico cerebro gris y promotor del proyecto. Se pensó que hacer llegar a los alemanes, de una manera absolutamente fortuita, pruebas evidentes de que la invasión se realizaría en Cerdeña y Grecia. En principal problema radicaba en que si los Servicios Secretos germanos llegaban a descubrir cualquier indicio de falsedad en el plan, el auténtico punto de desembarco resultaría entonces demasiado obvio
Ewen E. S. Montagu, cerebro de la operación. izquerda
Samuel Hoare, embajador inglés
NACE EL MAYOR WILLIAM MARTIN
Tras desechar innumerables posibilidades, fue uno de los miembros del Servicio de Seguridad quien aventuró una sugerencia más fiable y factible que las anteriores. Los alemanes tenían perfecto conocimiento de los numerosos vuelos efectuados por oficiales de enlace británicos sobre las costas españolas. Todo lo que había que hacer era abandonar el cadáver de un supuesto militar inglés, portador de documentos falsificados, como si procediera de un avión alcanzado por las baterías antiaereas germanas en el norte de Africa.
Pero entonces surgió uno de los primeros obstáculos en el planteamiento de la operación. Un cadáver no respira. Si un cuerpo es depositado en el agua, sus pulmones permanecen vacíos y una simple autopsia revelará que el cuerpo estaba muerto antes de caer al mar. En esta fase del proyecto, Montagu busca apoyo en los círculos de especialistas del ejército, donde conoce al doctor Bernard Spilsbury, quien inmediatamente pasa a formar parte de su reducidísimo equipo.
Spilsbury aconsejó que el cadáver debía ser el de un ahogado. Sin embargo, un hombre muerto de pulmonía podría, al tener los pulmones anegados de liquido, presentar un cuadro médico muy similar al que da un ahogado real. A partir de este momento se inicia una macabra búsqueda para encontrar un individuo que corresponda a las características exigidas. Finalmente, un informe revela que se dispone de un cuerpo -el de un hombre de treinta años muerto de neumonía- que podría servir.
Tras contar con el consentimiento de los familiares, a los que no se ofreció ningún tipo de explicación, los restos mortales son depositados en una cámara frigorífica.
LA CREACION DE LA NUEVA PERSONALIDAD
Sin lugar a dudas, la fase más delicada de todo el proyecto fue la creación de una personalidad convincente para el mayor William Martin -nombre con el que se bautizó al cadaver-. Montagu sabía que hasta el detalle más nimio debía ser cuidadosamente preparado, ya que los Servicios Secretos alemanes eran especialmente escrupulosos en los temas referentes a la documentación enemiga capturada, y cualquier anomalía haría fracasar estrepitosamente la misión.
Había que realizar fotografías para la cartilla de identidad naval, pero como el mismo Montagu recordaría años después, "era descorazonador comprobar el irremediable aire de muerto con que aparecía en todas las fotos que obtuvimos de él". Finalmente, un miembro del equipo, al que todos reconocieron como un doble de Martin, prestó su imagen.
Fotocopia de la cartilla naval de identificación de Martín En cuanto a las señas de identidad del Mayor, se decidió que sería un joven oficial dotado de un especial ingenio para planear desembarcos de tropas, motivo por el cual era enviado al frente africano. También debía ser un poco derrochador: una carta de Lloys Bank, introducida entre sus pertenencias con fecha de 14 de Abril del 43, le recordaba un descubierto en su cuenta bancaria de casi ochenta libras esterlinas.
Se le busco hasta una novia. En su cartera introdujeron dos cartas -con los típicos pliegues de unos papeles reeleidos- y una foto dedicada de una joven llamada Pamela.
Ningún detalle quedó en el aire. Martin llevaría en el bolsillo una factura por valor de 53 libras, de la compra de un anillo para su prometida. Asimismo portaría los habituales efectos personales que llevaría consigo: llaves, una ficha de farmacia con su peso, trocitos de papel con números de teléfonos anotados, billetes viejos de autobús y cigarrillos. Probablemente el día anterior a su partida habría salido con su novia y, en consecuencia, añadieron dos entradas de la comedia "Strike a New Note", representada en Londres la vispera del viaje, el 22 de Abril.
LOS DOCUMENTOS DEL ENGAÑO
No menos complicada fue la tarea de falsificar los documentos que Martín portaría. Desestimada la posibilidad de que los llevara en la cartera del bolsillo, dado el riesgo de que se extraviaran una vez en el mar, los miembros de la inteligencia naval decidieron emplear un portafolio unido con una cadena a la muñeca de Martin.
Dentro del maletín, además de los documentos, se colocó un ejemplar del documento "Operaciones secretas en la guerra", de reciente aparición en Inglaterra y prologado por lord Mountbaten. Un irónico detalle que llenó de satisfacción a todos los miembros del equipo de Montagu.
En realidad, Martin llevaba consigo dos cartas, Montagu decidió que para que el texto resultara suficientemente fidenigno debía partir de la más alta autoridad y no tratarse de una simple indiscreción entre generales.
La primera era un escrito del general sir Arcibald Nye, segundo jefe del Estado Mayor Imperial, al general Alexander, por aquellos días comandante del XVIII Grupo de Ejércitos en el frente africano.
La carta, designada como muy confidencial, era en realidad una explicación de las razones por las cuales Alexander no lograba obtener todo lo que deseaba de los jefes de Estado Mayor, dando a entender además que el objetivo próximo en el Mediterráneo occidental no era Sicilia, sino Grecia, y otro, aunque no detallado, se sobreentendía en algún punto del oeste mediterráneo. Por otro lado, la carta aclaraba que se realizarían operaciones de dispersión en Sicilia, sirviendo esta isla para distraer al enemigo y encubrir las verdaderas intenciones aliadas.
Como refuerzo de la treta se incluyó la segunda carta: una comunicación de lord Mountbatten al almirante Andrew Cunningham, comandante en jefe de la flota del Mediterráneo. Aludía directamente a la misión del mayor Martin y terminaba con un extraño juego de palabras. Una broma forzada que empleaba la palabra "Asardina", "Asardegna" (en italiano, Cerdeña).
LA TRAMPA ESTA PUESTA
Concluidos todos los detalles de la operación, se solicitó ayuda directa a Churchil, quien, entusiasmado por el asunto, dio inmediatamente su aprobación y dispuso se informara del plan al general Eisenhower. Comenzaba de hecho entonces la odisea mundialmente conocida como la aventura del "hombre que nunca existió".
El día 19 de abril de 1.943 se embarca el cuerpo del mayor en el interior de una caja metálica de dos metros, con el rótulo de "material óptico", en el submarino Seraph (el mismo que trasladó al general Clak al norte de Africa, y que también llevó al general Giraud a Inglaterra tras su fuga de la Francia ocupada), al mando del comandante Jewell. Tras diez días de navegación, llegaron a las costas españolas de Huelva.
El día 30, a 1.500 metros de la costa, y según el horario previsto por Montagu, la caja frigorifica es izada a cubierta. Jewell colocó un salvavidas inflado al cadaver, rezó una plegaria junto a otros oficiales y, a las cuatro de la madrugada, con un ligero empujón, el mayor William Martín partía para la guerra.
El submarino británico "Seraph"EL PEZ SE TRAGA EL ANZUELO
Esa misma mañana, un pescador recoge el cuerpo del agua. En la playa se encuentra un bote inflado de la R.A.F. Inmadiatamente da cuenta a las autoridades militares, quienes lo trasladan a Punta Umbría. El comandante militar de Marina de Huelva, capitán de navío Francisco Elvira Sánchez, ordena realizar la autopsia, y el veredicto es unánime: "Asfixia por inmersión en el mar", calculándose en cinco los días que llevaría el cuerpo en el agua.
El vicecónsul británico, Haselden, encargó a la agencia inglesa Morris & Haselden el inmediato entierro del cuerpo, a quien se le rinden honores militares -su imaginaria novia, Pamela, mandó una corona de flores-.El día 4 de mayo, una comunicación cursada desde Londres con el epígrafe "urgente secretísimo" hace saber al embajador, sir Samuel Hoare, que el mayor Martin llevaba consigo datos "sumamente secretos e importantes". Por su parte, los documentos, entregados por el vicealmirante Ramón Agecino Armas, comandante general del Departamento Marítimo de Cádiz, al jefe del estado Mayor de la Marina, vicealmirante Alfonso Arriaga, no aparecen, y Arriaga contesta con evasivas a la petición formal inglesa de entrega de los originales.
Zona de la playa de Punta Umbría donde fue hallado el cadáver del Mayor William MartinSegún se dijo, había sido el propio Arriaga quien, puesto en contacto con un conocido suyo, el capitán de navío Wilhelm Lenz, agregado naval en Madrid, había facilitado la cartera de Martin a la Embajada germana. Allí las cartas fueron abiertas cuidadosamente, utilizando técnicas especiales, y se copiaron los documentos. Tras ser radiados a Berlín, fueron enviados por correo especial para ser convenientemente estudiados.
El día 13 de mayo, la documentación de Martin llega a la Embajada británica y los expertos ingleses comprueban que los sobres han sido abiertos con insuperable maestría. Finalmente, la casa López, de Huelva, por encargo de la Embajada inglesa, labra la lápida que todavía se encuentra en la tumba, y el día 4 de junio, el periódico "The Times" publica en su lista diaria de caídos de guerra el nombre de W. Martin, mayor de la Real Infantería de Marina.
Sobre la lápida puede leerse en inglés: "William Martin. Nacido el 29 marzo 1907, muerto el 27 de abril 1943. Querido hijo de John Glyndwyr Martin y de Antonia Martin de Cardiff, Gales. Dulce et decorum est pro Patria mori"
EL RESULTADO DE LA OPERACION
Que la "Operación Cadáver" fue un completo éxito lo prueba que el desembarco de Sicilia se llevó a cabo sin dilaciones. Pero el verdadero efecto que ésta tuvo en Alemania no se conoció hasta pasados varios años después de la guerra. Cuando el oficial inglés encargado de examinar los archivos navales descubrió los informes del mayor Martin, pensó en un principio que se trataba de un espia.
En los archivos había copia fotográfica de las dos cartas con sus correspondientes traducciones e informes del Servicio Secreto. Catorce días después del hallazgo del cadáver, el diario de la Kriegsmarine certificaba definitivamente la autenticidad de los documentos, llegando a la conclusión de que el principal asalto aliado se realizaría contra Cerdeña y Grecia.
Efectivamente, el Alto Mando alemán ordenó la fortificación de extensas zonas de Grecia, sobre todo en las playas entre Cabo, Aroxos y Kalamata. En Junio, una escuadra completa de dragaminas fue enviada desde Sicilia hasta Grecia, además de varias divisiones, entre ellas una acorazada.
El mismo Hitler debió de ver posiblemente la documentación de Martin, pues Doenitz escribió en sus diarios: "el führer no está de acuerdo... con que el punto de invasión sea Sicilia. Según su opinión, los documentos anglosajones capturados en España confirman que el desembarco será dirigido contra Cerdeña y el Peloponeso".
Era realmente el mayor golpe logrado por los Servicios de Inteligencia aliados contra la máquina de contraespionaje alemana en toda la guerra.
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por el relato.
