Batalla naval del Mar de Barents -cap.2º-

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kummetz1938
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Batalla naval del Mar de Barents -cap.2º-

Al iniciarse el duelo artillero, Kummetz tenía una idea poco clara de la situación. Desconocía la magnífica posición de su fuerza.A las 09,15 anotó:”La visibilidad es muy escasa. Todo parece confuso. No distingo si me enfrento con amigos o enemigos. Hay a la vista unos diez buques, algunos parecidos a destructores. Nadie me puede asegurar si nuestros destructores destacados se encuentran entre ellos”. Lo cierto era que uno de aquellos destructores se interponía entre el Hipper y el convoy, lanzando una
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espesa cortina de humo (el Achates, único destructor que dejó Sherbrooke para apoyar a los pequeños buques de guerra de escolta del convoy) y el crucero pesado alemán maniobró en redondo disparando varias andanadas con muy poca precisión. Al mismo tiempo, Sherbrooke avistó los disparos del Hipper desde el Onslow y ordenó un ataque simulado de torpedos.
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HMS ONSLOW
Mar de Barents 31-12-1.942

En el último día de 1942, las 1.610 toneladas del destructor HMS Onslow surcaban un mar de aguas tranquilas, dirigiendo la escolta del convoy JW 51 B, compuesto por 21 mercantes cargados con material de guerra para el Ejército soviético en Murmansk. Bajo el mando del contralmirante Robert Burnett, otros dos cruceros, el Sheffield y el Jamaica, estaban a menos de 50 millas al norte del convoy, dirigiéndose hacia el, la mañana del 31 de diciembre.
La visibilidad era bastante buena para las condiciones de un invierno ártico (entre 5 y 6 millas) pero las frecuentes nevadas lo tapaban todo, reduciéndola a cero. La situación de la tripulación de los buques era muy mala: las temperaturas bajo cero convertían las operaciones más sencillas en extremadamente difíciles, el metal congelado de las herramientas podía lacerar la piel de una mano desnuda, los vigías sufrían regularmente de severos congelamientos y cualquier hombre caído al agua se daba por perdido, muerto en minutos por las heladas aguas del océano Ártico. Los mismos destructores estaban afectados por el frío pues éste congelaba la espuma marina salpicada sobre cubierta, haciendo penoso el manejo de los cañones de proa.
Después de más de tres años de constantes operaciones militares, la Royal Navy había desarrollado una fuerza de combate altamente efectiva, con los principales logros a bordo de sus destructores escolta. Aparte del constante peligro de ataque por parte de los U-boot, los comandantes de destructor del convoy tenían que hacer frente a embarcaciones de superficie alemanas. Los británicos se dieron cuenta de que tendrían que lanzar sus navíos de escolta contra cualquier barco enemigo, sin reparar en las pérdidas, a fin de mantener el convoy a salvo. La actuación del Onslow en la batalla del mar de Barents iba a ser un soberbio ejemplo del espíritu de la Royal Navy.

Imagen...suImagenCommander Sherbrooke
El HMS Onslow, dañado a su regreso a Inglaterra.

Las tripulaciones de los buques de escolta estaban alerta para la acción, pues todo el mundo sabía en el convoy que las poderosas fuerzas de superficie de la marina alemana, amarradas en el norte de Noruega, harían todo lo posible por destruirlo. El almirantazgo había interceptado y descifrado mensajes alemanes(por cierto que nada menos que de el U-345.Otro fallo de los alemanes),:!: :( ::glups ) mientras el oficial al mando de la l7. Flotilla de destructores, el capitán Robert Sherbrooke, DSO, RN, recibió el aviso de que esperase un ataque por unidades principales de superficie.
La tensión aumentó cuando a las 08:00 horas del 31 de diciembre, la corbeta Hyderabad, a la derecha del convoy, divisó dos destructores, creyendo que eran rusos procedentes de Murmansk, no informó de ellos y 10 minutos después, el destructor HMS Obdurate los avistó de nuevo, esta vez cruzando la línea de popa del convoy. El oficial al mando transmitió inmediatamente el informe a Sherbrooke y, al confirmarse que eran alemanes, el Onslow se preparó para la acción.
Mientras tres destructores de defensa asumían la formación ensayada, a la popa del Onslow, el quinto destructor, el HMS Achates, desplegó una cortina de humo de protección mediante una mezcla alterada «oil-air» en el hogar de sus calderas, fabricando humo químico sobre su alcázar.
Los vigías en las alas del puente del Onslow no divisaron al enemigo hasta las 09:39, siendo su informe muy alarmante pues la inconfundible torre de control de una gran nave alemana podía verse al este de los dos “misteriosos” destructores. Dos minutos después, el Onslow transmitió el mensaje a Burnett de que una pesada unidad enemiga se estaba enganchando al convoy. Era el Admiral Hipper, junto a 3 grandes destructores de apoyo, y bajo el mando del vicealmirante Kummetz; desconocido por los británicos. Kummetz tenía también a su disposición el acorazado Lützow y otros tres grandes destructores. Su plan consistía en unirse a la escolta del convoy desde el norte y hacerla retroceder hacia los brazos del Lützow, que estaba tomando posición al sur.
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Los dos destructores, Onslow y Orwell, no dudaron en abrir fuego contra las 14.000 toneladas del Admiral Hipper, a pesar de que el armamento de aquéllos (cañones de 4,7 y 4 pulg.) se vio superado por los cañones de 8 pulg. del pesado crucero. Sí tenían, sin embargo, torpedos que podían hundir al Admiral Hipper si se acercaba demasiado.
Durante hora y media, los dos destructores participaron en el mortal juego del gato y el ratón, metiéndose y saliendo entre los chubascos de nieve y el humo para esquivar los cañones del Hipper. Sherbrooke no quería dejar sin protección al convoy, por lo que rehusó enviar a los otros dos destructores, el Obdurate y el Orwell. De repente, la buena suerte del Onslow terminó, cuando a las 10:20, tres de los cuatro proyectiles de 8 pulg. lanzados por los alemanes desde el Hipper alcanzaron la proa del buque.
Los proyectiles alemanes habían causado terribles daños. Dos derribaron los cañones de 4,7 pulg. A y B, dejando a muchos de los hombres muertos o agonizando, mientras que los trozos y las esquirlas mataron o hirieron a muchos más. También hubo los que destrozaron o inutilizaron equipos de radio y radar o el que mutiló terriblemente al capitán Sherbrooke en la cara. Este seguía consciente a pesar de su herida y, siguiendo la más digna tradición de la Royal Navy, se negó a abandonar el puente de mando, emulando así al almirante Nelson, gloria de la Armada. Los grupos de control de daños fueron enviados para informar sobre su extensión y la visión que se ofrecía bajo la cubierta era espantosa:
piernas arrancadas, seres agonizantes, humo y fuego.
El Onslow se hallaba, pues, en un estado lamentable, con 40 muertos y heridos, los dos cañones de proa destruidos, peligrosamente escorado a estribor y unos agujeros en las salas de máquinas y de calderas. Por suerte aún se podía gobernar y hacer avanzar el barco, que se pudo retirar de la acción, mientras los otros tres distraían al Hipper.
El capitán Sherbrooke continuó permaneciendo en el puente, negándose a que le vendaran la herida hasta que pudiera cerciorarse de que el mando de la flotilla había pasado al teniente David Kinloch del HMS Obedient.


Sólo entonces el teniente cirujano Holland convenció al capitán Sherbrooke de que bajase para ser asistido.
Entonces, el Hipper y sus tres destructores desaparecieron por el nordeste, con lo que el Onslow pudo respirar aliviado. El almirante Kummetz aun esperaba cerrar su trampa, pues el convoy había hecho exactamente lo que el había pensado, había dado la vuelta desde el lugar del ataque y seguramente caería en manos del Lützow y sus tres destructores acercándose por el sur. Parándose sólo para destruir al dragaminas Branble que erróneamente se había cruzado en el camino de Hipper mientras buscaba dos buques rezagados del convoy, Kummetz intentó seguir su ruta alrededor de los escoltas en dirección al convoy.
El maltrecho Onslow tomó posiciones a la cabeza del convoy, junto al Achates, mientras los otros destructores permanecían detrás, listos para rechazar al Hipper si reaparecía. Sobre las 10:45, la corbeta Rhododendrom, a la derecha, informó de más buques enemigos: el Lützow había hecho contacto en seguida pero, en un momento crucial, su capitán perdió de vista el convoy en un chaparrón de nieve y decidió no arriesgarse a ser torpedeado, prefiriendo, en su lugar, mantener su distancia hasta que el tiempo aclarase.
El respiro fue corto, sin embargo, pues el Hipper entró en acción una vez más, al cabo de unos pocos minutos, dirigiendo su fuego contra el Achates matando a su capitán y a otros miembros de la tripulación con una andanada de proyectiles. El Obedient aparte de algunas bajas por las esquirlas y de la radio inutilizada, pudo librarse de daños más graves. El Obdurant también quedó dañado por la metralla, sin sufrir víctimas. El Achates quedó relegado a un lento zigzag tras el convoy, demasiado lento para unirse al resto de los destructores.
Temiendo la amenaza de los torpedos de los destructores británicos, el Hipper se retiró de nuevo, sólo para caer bajo el rugiente fuego del Sheffield y el Jamaica, de rápida aproximación. Estos hablan localizado al Hipper a las 11,30 y habían abierto fuego con sus cañones de 6 pulg. de 13.500 m de alcance.
El Hipper, horquillado entre cuatro salvas y, por sorpresa, se vio alcanzado, debiendo reducir su velocidad a 27 nudos.


Dibujó un círculo y puso proa sudeste, buscando la seguridad, pero mientras huía el Sheffield hizo blanco dos veces más. Enfrentada a este repentino asalto, la fuerza alemana se retiró, perseguida por los cruceros. Otra desgracia cayó sobre los alemanes, pocos minutos después, cuando los destructores Fiedrich Eckholtd y Richard Beitzen tomaron a los cruceros británicos por alemanes ante la escasa visibilidad. Los cruceros británicos abrieron fuego inmediatamente y el Sheffieid acribilló al Fiedrich Eckholdt, reduciéndolo a ruinas incendiadas, aunque el otro destructor huyó ileso. Mientras el Admiral Hipperse retiraba, el Lützow entra en acción contra el convoy y abrió fuego, disparando salvas de proyectiles de 11 pulg. sobre los mercantes. Los destructores británicos se lanzaron furiosamente, una vez más, contra el Lützow, amenazándolo con sus torpedos y después de infligir leves daños a un solitario mercante, el Lützow se retiró.
Una vez más, la amenaza de los torpedos era suficiente para que los alemanes mantuvieran su distancia.
Para el convoy JW 51 B y su escolta todavía no había llegado al descanso. Tras una lucha valiente por salvar el barco, el Achates tuvo que ser abandonado, pudiendo ser rescatados 81 hombres de los 138 iniciales. A bordo del Onslow, los equipos de control de daños revisaron las cubiertas y los compartimentos, verificando los mamparos apuntalados y reparando la luz y demás servicios esenciales, La herida de Sherbrooke era lo suficientemente seria como para que el doctor la considerase mortal, a primera vista. El dolor era tal que las inyecciones de morfina hacían poquísimo efecto. El patrón supervisó el grupo de enterramientos, siguiendo el tradicional ritual de coser los cadáveres en sus hamacas antes del sepelio: 14 cuerpos fueron echados al mar por la borda.
El tiempo, cada vez peor, aún infligió más daños al maltrecho destructor. Mediante un cuidadoso bombeo del agua, fue posible corregir la escora y se consiguió así que el mayor de los orificios a estribor quedase por encima del mar.


En esas circunstancias, el Onslow podía ya avanzar a 20 nudos, y después dejó que el convoy hiciera su ruta directamente a Kola Inlet. El destructor llegó a las 07:00 del día siguiente y amarró en un muelle de Murmansk, no sin que antes muriesen otros tres marineros malheridos. En total, fueron enviados 26 heridos a tierra para que se recuperasen en el rudimentario hospital que los soviéticos tenían disponible.
Sherbrooke volvió a Gran Bretaña a comienzos de enero, todavía con una astilla de proyectil en la cara, pues las condiciones médicas en Murmansk se consideraron demasiado primitivas para extirparla. El Onslow estaba listo de nuevo y zarpó el 29 de enero, llegando a Scapa Flow, en las Orcadas, el 4 de febrero. Las reparaciones duraron hasta mediados de mayo, en que volvió a unirse a su flotilla como guía de escolta.
Los resultados a largo plazo de la batalla en el mar de Barents fueron mucho más importantes de lo que Sherbrooke y sus valientes hombres podían haber imaginado, Cuando las noticias sobre la poco brillante actuación del Admiral Hipper y del Lützow llegaron a Hitler, éste, en uno de sus peores ataques de ira, ordenó la total recogida de la flota de superficie, el desmantelamiento de los cañones de los buques y su envío a tierra para ser usados en las baterías costeras.
Aunque la orden fue revocada después, esto precipitó la renuncia del almirante Erich Raeder como comandante en jefe, dando paso al almirante Karl Dónitz. Más tarde habría otra salida —la última— del Scharnhorst, pero la batalla del mar de Barents marcó el fin de los intentos de los alemanes por detener a los convoyes británicos en ruta al norte de la Unión Soviética.


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Este era el peligro que siempre había temido Kummetz: “un grave riesgo” que, no obstante provenía de un enemigo más débil. Se alejó del convoy mientras abría fuego contra el Onslow.
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A las 09,57 Kummetz decidió intentar otro ataque con la esperanza de aplastar a los destructores británicos o, al menos, maniobra para separarlo de su posición interceptora entre el convoy y el Hipper. El crucero alemán realizó varias fintas contra el Onslow y Orwell (Sherbrooke ordenó al Obdurate y Obedient retroceder hasta el convoy para obstaculizar a los destructores alemanes). Poco después de las 10,00 horas el Onslow captó un mensaje del Sheffield que anunciaba a Sherbrooke que los dos cruceros de Burnett se aproximaban desde el Sur para apoyarle.
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Los dos destructores británicos precisaban desesperadamente ayuda. El Onslow tenía dos de sus cuatro cañones de 4,7 pulgadas fuera de servicio a causa del frío, lo cual significaba que sus “andanadas” y las del Orwell arrojaban un peso de 220 libras, frente a las 2.200 del Hipper con sus ocho cañones de 8 pulgadas y sus 7 de 4,1 pulgadas; desproporción demasiado grande. Hacia las 10,20 el Hipper tuvo al Onslow al alcance de sus cañones y lo devastó con dos certeras salvas, dejándolo fuera de combate sus cañones e hiriendo al capitán de navío Sherbrooke, que tuvo de delegar el mando en el capitán de corbeta Kinloch del Obedient.

Kummetz exactamente igual que Langsdorff en el Graf Spee, después de poner fuera de combate al Exeter en la Batalla del Río de la Plata- hizo lo posible para conseguir la derrota cuando le sonreía la victoria. Su potencial de fuego era muy superior y su buque se encontraba indemne. Acababa de dañar gravemente a uno de los destructores, obligándole a mantenerse alejado del convoy, y sus cañones se encontraban a la distancia adecuada para eliminar al otro. En vez de esto, Kummetz se alejó de nuevo con el Hipper hacia el Nordeste a 31 nudos, desapareciendo en un chubasco de nieve a las 10,35.
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Mapa de operacionesAlemanes= linea roja; británicos: azul

Mientras el Onslow combatía contra los incendios y se situaba delante del convoy para orientar a los cruceros de Burnett al lugar de la acción, Kinloch, en el Obedient, con el Orwell y el Obdurate, arrumbaba al sur para alcanzar el convoy que navegaba al Sureste. Al poco tiempo surgió una nueva amenaza para los británicos: la corbeta de escolta Rhododendron informó a las 10,45 el avistamiento de buques no identificados por el sur. El Lützow, con sus tres destructores había logrado situarse a dos millas el convoy sin ser avistado. Al contrario que Kummetz, el capitán de navío Stänge, en el Lützow no encontró destructores que le hiciesen frente. El convoy estaba a su merced, pero el Lützow también se alejó metido en un chubasco de nieve; en su cuaderno de bitácora quedó registrado a las 10,50: “Imposible averiguar si se trata de buques amigos o enemigos a causa de la escasa luz…”. La operación Regenbogen había alcanzado el umbral de su éxito, pero la precaución de Stänge fue fatal, porque al aparecer de nuevo, a las 11,00 horas, se encontró con los destructores de Kinloch entre el Lützow y el convoy.

Durante este período, los cruceros de Burnett se desviaron varias millas en su aproximación al convoy. La primera desviación se produjo a las 09,00 horas debido a unos contactos de radar obtenidos en dirección Norte, Se trataba del pesquero Bislama que escoltaba un buque rezagado del JW-51-B; Burnett los avistó poco después de arrumbar al sur. A las 09,55 Burnett vio los fogonazos de la acción de Sherbrooke con el Hipper, pero de nuevo fue distraido por dos misteriosos contactos de radar que hubo de investigar arrumbando al Este. Antes de resolver esta incógnita se vieron otros fogonazos
Imagen...artilleros británicos en acción.
por el Sur del buque de Burnett (el Sheffield). Eran del Hipper que se cruzó con el dragaminas Bramble, destacado para buscar a dos buques rezagados del con-
Voy; pero su triunfo fue poco duradero. El Sheffield avistó al Hipper a las 10,45, minutos antes de que Kummetz volviese al sur para intentar aproximarse al convoy
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y sus escoltas. En estos momentos el Lützow encontraba al convoy por segunda vez y los destructores de escolta lanzaban cortinas de humo para ocultarlo. El Hipper vio al Achates, lo hundió y alcanzó al Obedient, destruyendo su caseta de radio, antes de alejarse nuevamente por temor a un ataque con torpedos.

De repente el Hipper se encontró bajo el fuego artillero del Sheffield y Jamaica y Kummetz se vio amenazado por los cruceros, que venían del Norte, mientras sus víctimas anteriores –los destructores- se interponía entre él y el Lützow, situado más al Sur. Los cruceros británicos abrieron fuego a siete millas de distancia, logrando inmediatamente tres impactos que redujeron la velocidad del Hipper a 28 nudos, a causa de la inundación de su compartimento de calderas. Cinco minutos después, los destructores alemanes cometieron la torpeza de cruzar las derrotas del Sheffield y Jamaica , que les atacaron inmediatamente. El
Imagen...el final del destructor alemán Friedrich Eckholdt
Friedrich Eckholdt fue hundido y el Richard Beitzen se alejó. En este intervalo, a las 11,40, el Lützow abrió fuego contra el convoy, averiando ligeramente a un buque mercante antes de que los destructores renovaran las cortinas de humo, que le obligaron a interrumpir el fuego. A las 11,49 Kummetz comunicó a todos los buques alemanes la orden de retirarse.
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Si analizamos la situación, nos damos cuenta de la absoluta ineficacia de los destructores alemanes (y ello casi a lo largo de toda la contienda), cuya función era: no sólo de proteger a los cruceros sino también de hostigar a las unidades británicas. Los destructores británicos, que duda cabe, fueron en este sentido mucho más eficaces y audaces, incluídas pequeñas unidades como el minadorHMS Bramble, que Imagen...pagó un alto precio por ello.
http://www.youtube.com/watch?v=T_FRVxc4XV4
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La batalla del Mar de Barents había terminado, después de combatir confusamente durante cuatro horas. Kummetz arrumbó hacia el fiordo de Alten perseguido por Burnett quien a las 14,00 horas supendió la caza; había oscurecido y era preferible reunirse con el convoy. Este llegó sano y salvo a Murmansk el 3 de enero.

No basta achacar el fracaso de Regenbogen –como hizo Kummetz- a las malas condicionen meteorológicas, porque, después de todo, los británicos también se enfrentaron con ellas. La inactividad de Stänge con su Lützow en el momento crucial echó abajo el plan. Incluso Kummetz –que cumplió bien su papel, atrayendo a los destructores británicos con sus repetidas fintas sobre el flanco izquierdo del convoy- cometió el grave error, aunque humano, de no conocer que tenía ganado el combate. Los británicos lograron una victoria, que le valió la Cruz Victoria a Sherbrooke. Así pudo decir Tovey “que una fuerza enemiga compuesta al menos por un acorazado de bolsillo, un crucero pesado y seis destructores, con todas las ventajas de la sorpresa y la concentración, haya podido ser mantenida a raya durante cuatro horas, y alejada de la zona por dos cruceros con artillería de 6 pulgadas”.

Pero si se quiere juzgar con justicia a Kummetz, es preciso recordar la restricción fundamental que caracterizó el planeamiento de la operación. En todo caso par ser realmente justos debemos admitir que esta precaución no fue peculiar de la marina alemana en la Segunda Guerra Mundial. Los movimientos de la flota de Dreadnought de Jellicoe, en la Primera Guerra Mundial, estuvieron constreñidos, en forma muy similar, por el eterno temor de perderlos antes los ataques de los torpedos alemanes. El 31 de diciembre de 1942, Kummetz aprendió una severa lección: que en la ejecución de la operación mejor planeada no pueden eludirse todos los riesgos. El Alto Mando alemán sabía esto muy bien, más siempre prefirió hacer eco de las precauciones emanadas de Hitler cuando se pensaba en mover la flota. Quizá, si el único hombre que podía discutir con Hitler sobre estrategia naval –el gran almirante Raeder- hubiese tenido más experiencia en la mar, durante los primeros años de su carrera, sus argumentos hubiesen tenido más peso y la historia de la flota habría sido distinta.
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Resultado: Victoria estratégica británica

Pérdidas: por parte alemana: 1 destructor
Pérdidas: por los británicos: 1 destructor y un dragaminas

Bajas: 330 por parte alemana
Bajas: 250 por los británicos.
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Mis conclusiones: El desprecio de hitler por las vidas humanas y su desconfianza ante todos. No le importaba sacrificar a todo un ejército alemán en Stalingrado, pero si le molestaba que le estropearan su juguetitos de la Kriegsmarine, así que para evitarlo debían evitar el encuentro con fuerzas iguales y de mayores ya ni hablemos. Si sus juguetes no daban los resultados apetecidos -precisamente debido a sus órdenes- la flota debía ser convertida en chatarra. Una bonita estrategia :roll: ::glups ...como para subirse por las paredes.

Fin de la historia....y el debate está abierto para opiniones y conclusiones :wink: ::cap:

Bibliografía:La flota de alta mar de Hitler, de Richard Humble
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Hochsee-Minensuchboote 1939-1945,Karl Mayer
y otras fuentes por mi traducidas.
La Historia nos demuestra en numerosas ocasiones como una flota inferior en número puede tener una victoria sobre otra superior, como mínimo: estratégica.

En la guerra angloamericana de 1812 los americanos ganaron más de cuatro batallas navales a los ingleses que eran cuatro veces superiores a los americanos en unidades navales.

En el Pacífico una flotilla de destructores americanos (Taffy 3) ataca con arrojo a una gran flota japonesa en las Islas Solomon, obligando a ésta a retirarse.

A pesar de que al comienzo de la Guerra del Pacífico la flota japonesa era mucho más numerosa que la americana, los últimos consiguen imponerse con la victoria final.

Una manada de U-Boote alemanes y una docena de corsarios mantienen en jaque a toda una flota aliada.

En vez de construir una verdadera flota destructores, los alemanes perfeccionan a sus dragaminas tipo "35" y convierten a éstos en niñeras para todo, como dicen los alemanes: "Mädchen für alles"(por supuesto que esto no era una solución), que por cierto hicieron grandes proezas, hasta el punto de ganarse el respeto de los británicos que los denominaban: Small destroyers.
Imagen...suImagen..comandante Hans Bartels
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Diseño de estos dragaminas...o "small destroyers" según los británicos. :wink: :lol:
Por cierto que uno de ellos: el M 1, con 81 tripulantes (2 oficiales,7 suboficiales y ya 42 marinos) se convirtió en casi un mito en la Kriegsmarine; igualmente su fin.Atacado por una escuadrilla de bombarderos británicos que regresaban de bombardear al Tirpitz arrojando las temidas bombas tipo Tallboy de 5.400 kgs. de peso, se defendió con fuego artillero, dañanando a unos de los cuatrimotores Lancaster, que tuvo que arrojar su bomba,impactando en el M1 que se hundió en 40 segundos.Fue la mayor bomba lanzada contra un dragaminas en la 2GM. Hubo entre la tripulación 20 bajas entre muertos y heridos. El comandante sobrevivió.
Incluso el almirante von Schraeder visitó al legendario dragaminas concediendo a toda la tripulación la Eiserne Kreuz, para el comandante: la I Klasse. Ello fue en mayo de 1940. 14 días más tarde al comandante se le concedería la Ritterkreuz.

Como decía mi abuela, que era muy pequeña de estatura: "Nunca subestimar a las cosas pequeñas" 8) :D

Volviendo al personaje Kummetz

Oskar Kummetz. 21-12-39 director de la Comisión para la Búsqueda de Deficiencias en Torpedos.

El 1º de septiembre de 1944 fue ascendido a General Admiral y nombrado Jefe de la flota con base en Kiel.Al final de la guerra fue el responsable de la evacuación de dos millones de alemanes de la Prusia occidental y oriental, y del territorio de Pommern, salvándoles del ejército soviético que ya se iba acercando.En julio de 1945 terminó como prisionero de guerra en un campo de concentración británico.

Solamente estos dos hechos, demuestran la confianza que le depositaron, tanto Raeder como Dönitz.
Última edición por kummetz1938 el 01 Jul 2009 10:26, editado 2 veces en total.
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Re: Batalla naval del Mar de Barents -cap.2º-

¡Excelente, Antonio! Proponle, por favor, el relato a la ODSH para que lo conserve en sus archivos.

Lo de los alemanes con su flota de superficie fue lamentable. Tan sólo la salida del Graf Spee, y la de los dos acorazados Schanrhorst y Gneisenau fueron realmente productivas. La del Bismarck también fue lamentable a pesar del hundimiento del Hood.
Se parece mucho a lo de un ejército de la señorita pepis: "no luchéis si os hacen pupa". Así no se puede plantear una batalla en el mar. Nelson ya lo decía: "si quieres vencer en el mar, ¡ataca!" Y no hay otra.
En todos los relatos de la 2GM las historias más admirables son siempre las de los ingleses (y también de los americanos) imbuidos por el espíritu de Nelson.

Muchas gracias por el relato, kummetz.
Comandante en Jefe de la 24 Flotilla
¡Larga vida a la 24!

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Siurell
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Re: Batalla naval del Mar de Barents -cap.2º-

Si Toni "Kummetz" no tiene inconveniente, encantados de contar con el reportaje "Batalla naval en el Mar de Barents" para la Oficina ODSH. ::kaleun:
kummetz1938
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Re: Batalla naval del Mar de Barents -cap.2º-

¡Luz verde! :wink:
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