stefan Zweig- en un febrero de 1942

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corkran
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

me alegra que te haya gustado, Ender. Es bueno Don Camilo, muy bueno. y recuerda: no me muero, aunque me maten. ::chis:
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corkran
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Leovigildo, con sus relatos y su capacidad de seduccion, me ha hecho que recuerde este cuento que debe de estar oculto en las profundidades de algun foro perdido. (Para quien quiera oir Penelope de Serrat mientras lo lee, le dire que de ahí procede la idea.)


Hola y adios.
Os llevo visitando casi desde que creasteis esta flotilla y aunque nunca he participado en ella os conozco a todos, uno por uno, desde los mas antiguos y que ya no estan, hasta los mas recientes. Es hora de deciros adios, no lo lamento. Cuidaos y disfrutad. Casi no me queda tiempo o mejor dicho no veo el momento de que se acabe mi tiempo. Tengo que emprender el ultimo viaje, voy a encontrarme con mis recuerdos y despues descansare en paz, cosa que me ha faltado durante estos ultimos sesenta y pico años.
Habeis sido quizas los mejores momentos que he tenido, por eso siento que os debo una explicacion aunque no estoy seguro de que la entendais. Nadie me echara de menos, la unica persona que podria hacerlo me espera y no sabe que lo hace, para ella sera una sorpresa, la mayor de su vida y para mi una liberacion. Pero me resisto a dejaros sin que hayais tenido rastro de mi presencia.
Os conozco y me recordais a quienes realmente sois, no creo estar equivocado en eso, Schepke, el tozudo Lehman, Kuppisch silencioso, Schnee… Quizas me equivoque y no sean mas que los sueños de un viejo chocho de casi ochenta y cinco años que perdio la oportunidad de morir en su momento y tuvo que arrastrarse en un cuerpo que se negaba a envejecer como la maldicion mas sofisticada. Ahora me despido de vosotros porque voy a reunirme con vosotros por fin. ¿Que vosotros no sois esos que digo? ¿que sois gente de carne y de hueso de hoy en dia? eso creeis. Pero entonces ¿como me explicais cada uno esas imagenes que veis en sueños y que cuando despertais os intranquilizan por un momento? Creeis que son espejismos, pero son recuerdos, si lo sabre yo.
He vivido estos sesenta y siete años para recordaros y llorar maldito por un acto de cobardia imperdonable. No ha pasado un dia en que no haya lamentado esa desastrosa decision y sin embargo ya era tarde. Estaba atado a este cuerpo para siempre. Ahora voy a ver a la unica persona que me puede liberar. Esa mujer que aun me esta esperando sentada y loca. Tiene mas de 80 años, pero entonces tenia 17 y era bella. Ha esperado durante demasiados años pacientemente. Voy a sentarme a su lado y en unos minutos vivir la vida que no hemos podido vivir y despues a morirnos juntos por fin.
Antes de eso os digo adios, me habeis alegrado estos ultimos años, he estado de nuevo con vosotros, aunque vosotros no pudierais saberlo. Seguid asi compañeros, dormid el sueño eterno de los valientes, de los que no tienen nada de que avergonzarse. Vivid en la mente de estos muchachos incredulos, sin que ellos sepan que cuando duermen sueñan con vuestros recuerdos y que cuando luchan en sus pantallas somos nosotros los que estamos hundiendo cruceros y que cuando mueren, somos cada uno de nosotros muriendo. Dejadlos que no nos crean, dejadlos que vivan su vida real, quizas sea mejor asi.
Perdonadme esto que creereis una tonteria los vivos y perdonadme mi cobardia los muertos.
Voy con mi Penelope que ya es hora de que deje de esperar.

Se despide de vosotros un viejo sin nombre que debio morir muy joven ***
Llevaba mas de seis horas aguantando cargas de profundidad, el submarino estaba muy dañado pero aun mantenia el tipo y se arrastraba como podia a la minima velocidad. El unico ruido que se oia era el de los chirridos de la superestructura dañada, imposibles de ocultar.
Subieron a ochenta metros, despues a sesenta, era increible pero el destructor parecia haberles perdido. A veces un ping lejano, tenue. O los habian perdido o el capitan del destructor era un redomado sadico que jugaba a hacerles creer que estaba a salvo para despues hacer mas honda su decepcion. El ambiente era irrespirable y no solo por el humo de los incendios extinguidos, sino sobre todo por la enorme decision que el capitan habia tenido que tomar. Rolf no tenia solucion con esa herida en el pecho; ese enorme boquete abierto por un perno, asi que nadie podia discutir lo acertado de la decision, pero no es facil digerir la muerte de un compañero a mano de uno de los tuyos y eso que Rolf casi miro agradecido la cara del que lo estrangulo. No tenia solucion, es verdad, pero chiquillos de veintipocos años nunca estan suficientemente preparados para una cosa asi. Lo estrangulo el primer oficial, uno de sus mejores amigos, para no disparar el trueno de un balazo y delatar mas aun su posicion ante el destructor de lo que los estaban delatando los irrefrenables aullidos de dolor de Rolf.
Quizas en ese momento algunos sospecharon que estaban malditos y condenados.
El caso es que definitivamente el destructor parecia haberlos perdido.
Continuaron en inmersion y avante lento dos horas mas. No habia ruido de helices pero tampoco parecia que estuviera esperando nadie arriba. Al menos el hidrofonista habia ido comunicando como, lentamente, las helices y los ping se desvanecian. No se habian extinguido subitamente, sino que se habia ido extinguiendo en una busqueda infructuosa.

Ya estaba a punto de ordenar profundidad de periscopio para echar una ojeada. Estabamos a cincuenta metros cuando un estrepito enorme nos atrono los oidos, la estructura chirrio como si la hubieran abierto con un abrelatas y el submarino se escoro a estribor de una forma indecorosa. Todos acabamos por los suelos porque esto no lo esperabamos. Esta vez si, me ataco la desesperacion. Acababa de sobrevivir a mi peor ataque de cargas, para terminar ahora en este maldito banco de arena, o lo que fuera. No entendia como podiamos haber cometido un error de navegacion asi de grande. Aquello con lo que habiamos chocado no parecia un fondo de arena, sino algo mas duro y efectivamente luego me di cuenta de que era las dos cosas: un banco de arena sobre el que un enorme pecio de algun mercante o de varios, nos habia apresado entre sus garras mortales.
Inundacion a popa, escora de treinta y cinco grados. Las pocas baterias que quedaban intactas, casi agotadas. Intentamos marcha atras lenta, no sirvio de nada. Perdimos el sentido del tiempo buscando alguna solucion deseperada. Inutil. Estabamos atrapados a cincuenta metros, cuando casi habiamos conseguido ponernos a salvo. Ni pensar en intentar salir desde esa profundidad. Solo podrian tener oportunidad de conseguirlo unos cuantos y eso a costa de condenar a muerte al resto de forma instantanea. Quizas fuera mejor asi...pero a mas de cincuenta metros es casi imposible salir...me eche a llorar en silencio.



Se retiro a su alojamiento, mitad para que no le vieran llorar, mitad para pensar en silencio que podia hacer. Le siguio su segundo y discutieron las pocas opciones que le quedaban. La tripulacion con las mascaras de respiracion yacia exhausta por los rincones. Parecia que la muerte de Rolf les hubiera quitado las ganas de luchar. Se pregunto si era posible que el unico que no queria morir fuera el. Recordo a Marianne, su novia francesa de 18 años que le esperaba en Lorient. Bella. Increiblemente bella. Tanto que aun le costaba creer que fuese para el. Marianne estaba perdidamente enamorada de el, incluso le habia confesado que su padre y sus hermanos eran de la resistencia y las artimañas que utilizaban para comunicar a Londres la salida de un submarino. Le habia suplicado que fuera cuidadoso. El no habia querido denunciar a su familia o mejor dicho, no habia tenido valor para renunciar a ella por culpa de la maldita resistencia y de la maldita gestapo. Si los hubiera denunciado la habria perdido a ella tambien. Solo pensaba en volver para abrazarla de nuevo y cuando la guerra acabara ya pensarian en como desaparecer junto. Porque a aquellas alturas de 1943 empezaba a estar muy claro que Alemania perderia la guerra y que los submarinos eran ataudes de los que solo con mucha cautela y con mucha suerte se podria escapar.
Deseo estar fuera de alli. Lo deseo tanto que inicio una suplica a dios y al demonio a la vez. A cualquiera que pudiera oirlo y quisiera sacarlo de alli, aun a costa de su tripulacion, que ya se daba por muerta, aun a costa de todo, queria vivir. Nunca supo como ocurrio, en el peor de los casos, solo podia deducirlo. En sueños podia ver imagenes dislocadas. El agua fria entrando a raudales. La sensacion de asfixia. Un tiempo inmenso entre la vida y la muerte y el mar negro y profundo y sentir ese frio inmenso que lo desperto una y mil veces a lo largo de los sesenta y pico siguientes años, inundado de sudor y gritando de terror.

Nunca he sabido como ocurrio, eso creo que me esta prohibido. Solo se que me encontre nadando a unas pocas millas de la costa de Irlanda en un mar helado. Habia conseguido salir. Toda mi tripulacion se habia quedado abajo, pero entonces no quise pensar en ello. Tarde mucho tiempo en poder admitir la tremenda cobardia de lo que habia hecho. Habria debido de morir con mi gente en el fondo del mar de irlanda, pero no lo hice porque era joven, estaba enamorado y rece a quien no debia.
Me recogio un pesquero y me escondieron en Irlanda, despues pude pasar a España. Hasta pasados unos años no me empece a dar cuenta de que algo muy extraño estaba pasando conmigo: no envejecia. Nunca volvi a Lorient. Al principio porque no pude, despues porque ya era tarde y por fin, cuando comprendi quien era, porque el corazon se me habia endurecido para siempre.
No era un fantasma, estaba vivo, pero la maldicion consistia en no envejecer, en vivir siempre joven y siempre con el recuerdo de mi traicion. Una sofisticada y perversa forma de castigo. Desee la muerte y comprobe que era imposible.


Comenzo a trasladarse de un lugar a otro con cierta frecuencia, se convirtio en un solitario, en un semivagabundo, no paso penurias, pero no amo a nadie, ni a nadie tuvo. Eternamente joven y eternamente maldito. Su unica redencion era despertarse en la mitad de la noche dando bocanadas de angustia y sintiendo el frio mortal del agua, mientras sabia con claridad que toda su tripulacion yacia, ahogada, en el fondo del mar.
No podia llorar, no podia reir, solo vivir sin horizonte, sabiendose un cobarde y un traidor.

No se cuando entre en la 24, pudo ser hacia la primavera del 2002, desde entonces no he dejado de entrar ni un solo dia. Al principio miraba perplejo a esos locos que se creian comandantes de submarino. Luego los empece a necesitar y por ultimo me resultaron imprescindibles, pero nunca dije ni una sola palabra y ellos no supieron de mi. No se cuando comprendi o crei entender que ellos eran mis camaradas. No son quienes creen, sino solo sus sombras en este mundo. Los muertos que hay dentro de sus sueños son los reales, cada uno con su personalidad, cada uno con su historia. Poco a poco he ido descubriendo quien es cada cual. Eso se convirtio pronto en mi unica razon de estar ahi. Mirar, indagar, leer entre lineas, hasta descubrir quien de mis amigos era cada uno. ellos no lo saben, pero yo si se quien es cada cual.
Ni siquiera saben que los combates que ellos creen virtuales son sangrientamente reales. Cada noche que juegan, alguien caza en el atlantico. Cada disparo de torpedo, es un torpedo real varias decadas atras (¿o adelante? el tiempo no tiene sentido, ellos lo ignoran) buscando el blanco. Cada explosion que ven a traves del periscopio y que ellos creen pixeles, son hombres saltando al agua envueltos en llamas, cada carga que acierta y destroza un U boot, son muchachos alemanes hundiendose en el mar entre gritos y alaridos...ellos no lo saben y aunque se lo explique nunca lo van a entender.


Un dia subio al norte; respondiendo a no sabia que, inicio el viaje hacia Lorient.
Recorrio sus calles ahora distintas, se acerco hasta los bunkeres y los vio silenciosos, paseo por sus terrazas y se empapo de lluvia hasta que se encontro delante del portal de Marianne, mirando incredulo la misma casa de entonces, como si no hubieran pasado los años, indiferentes a sus recuerdos.
Vio salir a un hombre de unos sesenta años que arrastraba una butaca, colocarla en el zaguan mirando a la calle y luego volver a entrar, para salir, esta vez, acompañando con ternura a una anciana de mas de ochenta años que caminaba con unas andaderas, pasito a pasito, lentamente, como si dispusiera de todo el tiempo del mundo para llegar hasta la butaca desde donde miraria, sin ver, la calle. La vio sentarse y dejar vagar su mirada ciega y perdida alrededor. El aun tenia un cuerpo de veinticuatro años, los mismos que cuando pudo salir de su submarino hundido, pero su edad real, podria ser infinita.
Ella detuvo los ojos muertos en el y parecio verlo. Levanto las dos manos en su direccion en un gesto mudo, mientras en su mirada se reflejaban eternos años de esperanza perdida. El se acerco despacio, la cogio de los hombros, la levanto y la estrecho entre sus brazos. Luego se sentaron con trabajo de ancianos en el borde de la acera, el con su brazo sobre los hombros de ella y ella apoyando el pelo gris en su pecho.
Cuando el hijo de ambos salio a ver como estaba, encontro a su madre abrazada a otro anciano, muertos ambos. Nadie tuvo que explicarle que aquel era el padre al que nunca conocio, que era ese amante al que ella habia esperado siempre, callada y loca desde que acabo la guerra, convencida de que algun dia regresaria.

Almeria 18 de enero de 2005 – Almeria 01 de marzo de 2010

A los que viven en nuestros sueños.
Pero muy especialmente a Leovigildo por su impagable labor de recuperacion de objetos perdidos.
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

!! Joooderrr !!

Resulta que un tio se pega un tiro (O varios tiros que algunos son tenaces en matarse) y montaís un hilo de la releche.

Si stefan Zweig llega a saber esto "pa" rato se mata.
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¿Profesión?
Técnico Superior en sistemas de refrigeración de materiales de construcción.
¿El que moja los ladrillos en las obras?
El mismo.
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Es que el tío en vez de pegarse un tiro, en todo caso se tendría que haber conseguido un chaleco de trotyl, irse a la embajada del Reich mas cercana y volarse en mil pedazos, junto con todos los burócratas de uniformes falsos. Pero eso sí, no hubiera sido muy filosófico el asunto...
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

corkran escribió:Cuando el hijo de ambos salio a ver como estaba, encontro a su madre abrazada a otro anciano, muertos ambos. Nadie tuvo que explicarle que aquel era el padre al que nunca conocio, que era ese amante al que ella habia esperado siempre, callada y loca desde que acabo la guerra, convencida de que algun dia regresaria.
::oohh: ::oohh: ::oohh: ::oohh: ::oohh: ::oohh: ::oohh: ::oohh: ::oohh: ::plas: ::plas: ::plas: ::plas: ::plas: ::plas: ::olas: ::olas: ::olas: ::olas: ::olas: ::olas: ::olas: ::ole: ¡Fantástico relato!

Von: Leutnant zur See Leovigildo
Nach: Kapitänleutnant Corkran

- ¡Cariño, el desayuno está listo!.
- ¡Gracias cariño, espera un momento que estoy terminando de afeitarme!


Gracias cariño. Vielen Dank, mein Schatz. El espejo. Der Spiegel.
corkran escribió:Ni siquiera saben que los combates que ellos creen virtuales son sangrientamente reales. Cada noche que juegan, alguien caza en el atlantico. Cada disparo de torpedo, es un torpedo real varias decadas atras (¿o adelante? el tiempo no tiene sentido, ellos lo ignoran) buscando el blanco. Cada explosion que ven a traves del periscopio y que ellos creen pixeles, son hombres saltando al agua envueltos en llamas, cada carga que acierta y destroza un U boot, son muchachos alemanes hundiendose en el mar entre gritos y alaridos...ellos no lo saben y aunque se lo explique nunca lo van a entender.

- Has tardado mucho. Se te ha quedado el café frío. ¿En qué pensabas?
- En nada, cariño, cosas del trabajo.
- Espera un monento, ¡mírame!
-¿Qué pasa?
- Es curioso, J., pero me parece que hoy tus ojos no son del color miel de todos los días. Son...¡de color azul!.¡sí, sin duda!
- No. Te equivocas, I.
-¡Te lo juro, están azules, de un color azul cielo!
- Y yo te digo que te equivocas. Son de un color azul atlántico. Parece lo mismo...pero no lo es.


El espejo. Der Spiegel. :wink:

Danke für das Geschenk.

Saludos.
"La victoria es de los audaces"

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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Era normal que estuviera un poco desorientado ante el cariz que estaba tomando la historia. Por eso no me extrañó el dictamen de Herr Schönenberg.

- “Hacía tiempo que no leía una basura semejante”

- “Gracias por sus ánimos, Herr Schönenberg. No sé qué haría sin su alegría y sanos estímulos para continuar”

- “Por supuesto que le estimulo, qué se cree que hago todas estas tardes, ¿sólo tomarme algún armagnac que otro?¡Pues claro que le animo!, ¡para darse palmaditas en la espalda ya está usted mismo!. Escribir es más que coger una pluma y un papel, pero claro, ¡usted ni sabe lo que es eso, forma parte de esa generación perdida del ordenador y del copypaste!. ¿Se asombra que conozca este término?, ¡No sabe aún hasta que punto un lector crítico se enfrentaría a cualquier escrito, armado de un terrible bagaje de conocimientos y herramientas, ¡hablamos del Mefistófeles moderno, de Internet, nada menos!. No dude que hoy en día hasta mirarían si el tranvía 24 y el 35 tenían parada común en el Berlín de 1942, y si no fuera así, se vería arrojado a la pira por escribir algo inexacto, ¡una inmensa hoguera que se alimenta de banalidades y frases hechas como las que está escribiendo usted!”

- “Aclaro, sólo escribo para pasar el rato, no busco otra cosa…por suerte. Eso es algo destinado a gente de talento. Hay algunos asiduos a este Café que sí lo tienen, por cierto, y que sin duda triunfarán en sus proyectos. De todas maneras, reconozco que tiene usted razón… no escribo hacia una dirección clara, persiguiendo un objetivo o recorriendo un proceso determinado…es todo algo confuso”

- “Pues mire, ahora que lo dice, ese es el fallo...o el acierto. Hay entendidos en esto del arte de escribir que afirman que un relato debe concebirse como un fósil que se encuentra, no como algo que se inventa. Así, la historia esta ahí, la tarea del novelista es ir descubriéndola, buscando alcanzar obsesivamente una especie de “nirvana” que se logra cuando el autor va escribiendo sin saber qué va a ocurrir "después". Esto sin duda tiene su ventaja, puesto que si el autor juega con las cartas marcadas, eso sólo servirá para encorsetar a los personajes. Además, reconozcámoslo, la verdad es que nuestras propias ideas suelen ser las mismas que los demás, así que si planificamos por adelantado es muy probable que los lectores adivinen también lo siguiente que sucederá en la historia“

- “Me gusta esa idea… muy sugestiva, sin duda. Pues si fuera así, el escritor sería solamente el primer lector, una especie de privilegiado que descubre antes que nadie la historia – emocionado o, más frecuentemente, decepcionado-”

- “Exacto. Es una opinión que me cuesta creer por mi formación, fuertemente influida por el círculo de Viena pero también y más concretamente por el Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein. “Das logische Bild der Tatsache ist der Gedanke”.

- "¿Perdón?"

-" Significa: Una representación lógica de hechos es un pensamiento. Pero concedo que esas creencias sobre el supuesto nirvana del escritor resultan enormemente prácticas: sencillamente te sientas a escribir y esperas a que los acontecimientos vayan ocurriendo”

- “Así de sencillo”

- “Tan sencillo que evidentemente, no puede ser así. No dejaría nada al esfuerzo, al talento. Sería entonces como aceptar – y fíjese la paradoja- un cierto determinismo contrario a la libertad y a la autoafirmación del individuo. Si fuera así, desaparecería el orgullo del creador pues su papel se reduciría a ser una especie de pescador que echa sus redes al azar para atrapar unas ideas que flotan a la deriva en la sopa densa de una realidad ajena. Pues evidentemente convendrá conmigo que las ideas son universales y nada tienen que ver con el mundo particular de cada uno, si es que existe. Pero dejémoslo ahí puesto que esto sería tema de intenso debate...en otro contexto, claro. Y perdone si vuelvo a usar simples metáforas, pero volviendo a esa imagen del relato como un fósil, considero que debe haber un substrato, propio de cada persona, que albergue el mencionado fósil. Usted debe saber cuál es el proceso de creación de los fósiles, y saber que además de requerirse el paso del tiempo necesitan ciertas condiciones ambientales para un proceso físico-químico muy excepcional e infrecuente”

- “Por eso hay tan pocos fósiles”

- “Y fósiles completos menos. Realmente, qué admirable es cuando se encuentra una obra maestra, sea de lo que sea. Fragmentos (o versos) sueltos hay muchos por todas partes, pero un cuerpo que encaje perfectamente sus piezas y que muestre un ejemplar completo, hermoso en su aterradora precisión…eso, amigo mío, es otra cosa. Es como estar en presencia de lo divino”

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- “Creo que le entiendo. Y también comparto su opinión que uno no puede descubrir nada que no quiera descubrir, buceando en los millones de recuerdos, deseos y conocimientos. De ahí que sólo el que posee una buena columna estratigráfica puede extraer los fósiles más perfectos…o bien apostar por combinar fantasiosamente caparazones de amonites devónicos con mandíbulas de tigres de dientes de sable, creando así seres que causen la admiración de los posibles testigos de su propio proceso creador”

- “Oh, pero dejemos este lenguaje metafórico, por favor. La filosofía se ha creado para evitar ese tipo de metáforas inconsistentes y que además no definen la postura que defiendo. Por otra parte, me parece demasiado positivista su discurso, y debo recordarle que entre las críticas que se le hacen al positivismo está la incapacidad que posee el método de las ciencias físico-naturales para conocer sus objetos de estudio (la sociedad, el hombre, la cultura), los cuales poseerían propiedades como la intencionalidad, la auto-reflexividad y la creación de significado, que serían dejados de lado por la epistemología positivista. A su vez, dentro de la hermenéutica, cabría una crítica a la búsqueda de leyes generales y universales, pues deja de lado necesariamente los elementos que no pueden ser generalizados. Así, algunos hermeneutas defienden un conocimiento ideográfico (de conocimientos más precisos, pero menos generalizables), que uno nomotético (de leyes generales). Finalmente, desde la hermenéutica, se planteó la necesidad de conocer las causas internas de los fenómenos, cuestión que se alejaba de la explicación externa de estos. Así en vez de buscar la explicación, los hermeneutas buscan la comprensión de los fenómenos…”

- “Ejem…perdone que le interrumpa…no es para cambiar de tema, pero sus reflexiones merecen que le invite a otro armagnac. ¡Camarero!”

- “Gracias, la verdad es que tanto hablar despierta la sed. Tampoco es por cambiar de tema, pero veo que tiene más hojas escritas…”

- “Así es, pero antes que nada, una cuestión. Dejando de lado la inverosimilitud de la parada de las líneas 24 y 35 enfrente de la Lehrter Bahnhof , que ciertamente no me he tomado la molestia de investigar (algo hay que dejar a los correctores de la editorial y por otra parte, si uno se obsesiona con los detalles, corre el riesgo de paralizarse hasta lo absurdo), ¿qué le parece el resto?”

- “Peor que espantoso, en la línea habitual. No me creo nada. En Berlín no iban los oficiales de aquí para allá tomando copas hasta las tantas de la madrugada, ¡Mein Gott!, ¡Somos alemanes, no latinos!. Mi alma germana no puede concebir que a dos oficiales con una fuerte responsabilidad se les equipare con un par de colegas de oficina que salen después del trabajo a comentar el partido del Bayern de Munich o si esta Frau o aquella Mädchen les hace caso. Esto sería una historia creíble ambientada en Nápoles, con el adecuado trasfondo de vendettas, pizzas y gritos de amas de casa de una a otra ventana”

- “¡Pues a mí me parece bastante verosímil!. No veo por qué no pudo ser, si ambos tenían la predisposición y los medios para hacerlo. Creo que todos somos más o menos parecidos, independientemente de la época histórica o el lugar que nos tocó vivir, al menos, para ciertos temas que son universales”

- “Le recuerdo que sólo un filósofo muy capaz o muy imprudente se permitiría hacer ese tipo de afirmaciones”

- “Bueno, pues entonces, dígame simplemente si algo le ha gustado”

- “Aunque no se de aún cuenta, algún día me dará las gracias cuando recuerde que le dije que lo mejor que podía hacer con esto era tirarlo a la papelera...o colgarlo en un foro de internet, que para el caso es lo mismo”

- “Haré algo mejor que eso. Lo pondré en un foro para minorías selectas. Creo que, puesto que hemos decidido quemar la historia en la hoguera de los fósiles incompletos, al menos descubramos en qué queda, ¿no?”

- “Como guste. Por cierto, y no es por nada, me parece que el camarero no le escuchó mientras pedía el armagnac”

- “Enseguida resolvemos eso, déjelo en mis manos y póngase cómodo, aquí está la siguiente entrega”.

- “Ejem, pero que sea un Baron G. Legrand 1942”

- “ De qué año si no…”

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Berlín era un lugar bonito donde vivir antes de la guerra. Bueno, bonito realmente, lo que se dice bonito era sólo mucho antes de la guerra y que empezaran a pasar ciertas cosas que destruyeron todo.

Me refiero al tiempo cuando el reloj todavía marcaba un minuto mágico, acabando la noche. Ese minuto fronterizo, misterioso y vacilante en el que de repente, los insomnes y funambulistas que vagaban sin rumbo por Berlín podían ver cómo el barrendero se detenía y decidía recoger la manga de riego con la que había estado limpiando las calles. Se escuchaba la apertura de la tapa de la llave, tal vez un resoplido (Helmutz solía estar bastante grueso), un chorro perdiendo fuerza hasta alcanzar los borbotones finales, luego venía el sonido hueco y metálico de una tapa dejada caer, un nuevo resoplido mientras Helmutz recogía al hombro la manga y eso era todo.

En seguida, la calle se quedaba silenciosa y aterradora en su quietud. Parecía como si no existiera signo de vida alguno.

Hasta que también en ese minuto venía la salvación en forma de sonido de pasos, los del último trasnochador tamborileando en Gendarmen Platz, antes que dicho ruido quedara totalmente fuera de lugar, como perteneciente a otro mundo. Quizá por eso el trasnochador se apresuraba a volver, mucho antes que la luz le convirtiera en estatua de piedra.


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- “¿Pero esto no era un relato en blanco y negro?”

- “¿Qué pasa, que los recuerdos no pueden ser en color?”

- “No pasará nunca de ser un aficionado”

- “ Bueno, como guste, tampoco supone gran esfuerzo”


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- “Mejor así. Por cierto…”

- “Ya veo, ya, ¡Camarero!. Puede seguir leyendo, Herr Schönenberg”


Pasado ese minuto empezaba de nuevo a palpitar la ciudad, tras ese instante de muerte. Aún existía un universo de señales que hacía que cada nuevo día no se presentara en forma de cambio de guardia, un, dos, un, dos, sino transfigurándose en rituales cotidianos. Impulsos que poco a poco se imponían a los últimos estertores de una noche de borrachera vacilante. Aquí y allá pasaba el primer tranvía. Sin saber de dónde, aparecían los grupos vocingleros de trabajadores que entraban a las fábricas, pasaban raudos los camiones de reparto (incluso quedaban algunos carros tirados por percherones que con infinita paciencia llevaban la leche fresca desde las granjas de las afueras). Todos esos códigos finalizaban a las ocho menos cuarto, momento en el que, con puntualidad germánica, un inmenso termitero se abría en las bocas del U-Bahn en Unter den Linden y miles de oficinistas y funcionarios salían al unísono a la carrera, buscando llegar a su puesto para trabajar con la sagrada meticulosidad que les habían inculcado desde niños.

Las agujas del reloj seguían su curso, cuando las doce eran las doce y las calles eran un frenesí de una economía que volvía a palpitar con signos prometedores, después de las miserias de la década anterior. Un orgulloso renacer que se mostraba de nuevo al mundo… si es aún teníamos derecho a una porción del pastel que estaba repartido de antemano ya.
Coches, prisas, tranvías, apreturas, ésta es mi parada, „Steigen Sie an der nächsten Haltestelle aus?“.

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Claro que Berlín tenía también una hora fronteriza de media tarde. Otro minuto mágico. Ese instante de cénit en que la vitalidad humana llega a su punto más alto y se hace evidente que se ha dado todo lo que podía haberse dado ya. Con asombro, el observador cuidadoso que paseara por el centro podía advertir cómo de nuevo se podía individualizar cada ruido, separarlo de la cacofonía que imperaba en la mañana.

La gente entonces parecía relajar sus ambiciones y dedicarse a cosas más prosaicas pero no menos importantes como ir a comprar un café en condiciones (que increíblemente, se podía encontrar por mucho menos de lo que imaginamos) o pensar en qué regalo hacer a su madre, porque este año no me olvido, claro que no. También podían ir a buscar a sus hijos al Kindergarten, tras decir al jefe que toda la contabilidad se había puesto en orden ya. Aunque lo más frecuente era dejarse llevar por la tentación de no hacer nada, un lujo, si lo comparamos con hoy en día, un, dos, un, dos, media vuelta, ¡arrrrrr!.

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Pero hay que ir más allá de este decorado para explicar por qué Berlin era bonito.

Berlín era bonito en invierno, si, también en invierno, porque entonces los mercadillos de navidad en cada barrio no tenían un mutilado de guerra como Papá Noel. En Alexanderplatz montaban un enorme árbol… pero dejemos el frío, que bastante estamos teniendo ya.

En lo que realmente pienso en esas mañanas de primavera, preferiblemente de mediados de mayo, porque a veces, junio entra en Berlín con mucho calor, anticipo de una de esas Hitzewellen o olas de calor que nos golpean cada cierto tiempo en verano. Por cierto que entonces se agradece sentarse en un Biergarten a la sombra de los tilos para disfrutar de una Berliner Weiße, o más bien dos o mejor tres, que la primera cerveza con calor siempre dura muy poco y a la segunda tampoco se presta la debida atención pues es cuando empieza uno a hablar con los amigos. Noch eins, bitte!.

¿Qué estaba pensando? ¡Ah, si!, en esas mañanas de mayo, cuando alegres pandillas de estudiantes de Bellas Artes corrían atravesando el Tiergarten para no llegar tarde a las clases de pintura que todos los miércoles se daban en la Gemäldegalerie.

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Era, sí, una delicia regalarse un poco de tiempo para pasear sin prisa a esa primera hora en que la ciudad cobra vida con el sol ya iluminando los contornos de las cosas. Cerrar los ojos un momento y aspirar el aroma de las plantas en los jardines de Charlottenburg.

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Respirar lentamente viendo escurrir las gotas de rocío sobre las hojas, escuchando el alzar chirriante de las persianas de los comercios, el “Guten Morgen” de la vecina del quinto de amplia sonrisa, destinado al bonachón portero que todos los días, todos, barría la entrada del portal. Dos metros cuadrados frente al portal que contribuían a hacer más limpia la ciudad, y todo eso.

Y sobre todo, el esplendor de la vida, el estallido sonoro de los gorriones persiguiéndose en una ruidosa algarada, la quietud de los gatos mimetizando su camada en el solar de la alta hierba, entre flores de mil colores y también, cómo no, la ternura del colegial compartiendo la golosina con la chica que le gustaba. Como decía una amiga, “las personas que fueron felices en su infancia están salvadas para siempre”.

Pues sí. Berlín era un puro pálpito, un corazón explotando en technicolor, y era fantástico pasear por la Kurfürsterdamm viendo a las grandes señoras pavonearse sin recato camino de la Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, buscando en el rezo diario el medio de borrar los pecados de la noche, o eso tal vez me dictaba mi fantasía dejando volar extraños deseos.

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Berlín era el secreto del continente, eclipsado por París. Berlín era la estación terminal, Berlín, fin de viaje, fondo de saco donde sólo viajaban los iniciados. Berlín, billete sólo de ida te dejaba en una ciudad que se consumía en un frenesí de libertad como el pez que se ahoga boqueando al sacarlo del agua. Y qué poco sabíamos entonces sobre el poco agua que nos quedaba ya.

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Yo vivía en la pensión Dittberner, en Wielandstraße, a dos pasos de la zona más selecta de la Ku’damm. La vida como estudiante la describía en largas cartas que seguramente dejaban circular libremente mis padres para fascinar a los viejos amigos de mi pueblo de Pomerania.

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En Dittberner había ese sano ambiente de camaradería que sedimenta la convivencia entre gente que no se siente del todo en su hogar, y que espontáneamente hace todo lo posible para que lo parezca, insistiendo en poner en el comedor un cuadro de su pueblo o canturreando a pleno pulmón al afeitarse.

Yo tenía una habitación pequeña, pero que poseía el tesoro de una minúscula terraza que en primavera y en verano era el lugar más delicioso que uno pudiera desear, el rincón perfecto tras las clases de la mañana para pasar horas en compañía de Mann, Proust, Zweig ::juas:: , Stendhal, Roth y tantos otros, escuchando el sonido que atravesaba la calle. Pues exactamente a las cuatro de la tarde la joven del tercer piso de la casa de enfrente se ponía a practicar piano, descorriendo casualmente las cortinas lo justo para que pudiera ver su rostro de perfil.

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Entreabriendo la ventana exactamente a las cuatro de la tarde en un ritual de bella precisión para que la música atravesara los 15 m de calle que se interponían entre los dos. Pero esa es otra historia, que dejo para otra ocasión.

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A la pensión se llegaba con un ascensor que era una obra de arte en madera de los tiempos del Kaiser Guillermo II, que desprendía ese reconocible tufo de la autosatisfacción de la germania imperial, pero que tenía la ventaja de ser lento, increíblemente lento. Según varios compañeros de pensión estaba más que comprobado que daba tiempo para conversar con las doncellas que subían a casa de los señores que vivían en los pisos superiores sobre lo caro que estaba todo en el mercado, a lo que inevitablemente seguía la afirmación de lo bien que se aprovechaban esas viandas, si es que ese aroma a Tafelspitz, Eisbein, Königsberger Klopse y Stampfkartoffeln que inundaba la escalera cada día procedía de tan lindas manos, pasaporte directo para que las doncellas las enseñaran para verificar tal sospecha, etc.

Cuando se tenía prisa se bajaba a la calle los escalones de madera de dos en dos haciendo un ruido infernal y ganándose con ello los reproches del casero que vivía en el primer piso y que gritaba aquella letanía infinita acerca de la casa respetable, o algo así.

En Dittberner se organizaban tertulias improvisadas con otros huéspedes, en el comedor, en la especie de biblioteca que había al fondo, en la habitación del representante de relojes de Ulm que se empeñaba en enseñarnos sus últimos modelos. Eran pequeños bocados de realidad que servían de contrapeso supuestamente serio de lo que vendría a continuación, al ir con mis amigos de Universidad a perderme por las tabernas del viejo Berlín, a buscar libros de segunda mano en mercadillos del barrio judío, perseguir a la carrera el último tranvía de la madrugada y creer que otro mundo era posible escuchando a compañeros que habían leído ciertos libros.

Escuchando, en fin, reflexiones sobre libros que no habían sido quemados, que aún no había sido condenados a arder en piras apocalípticas cuyo combustible real eran los sueños delirantes de monstruos alucinados.

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- “Te veo un poco distraído, ¿en qué piensas?”

- “En nada, Michael, ¿dónde vamos?”

- “A la Staatsoper. Vamos a ver a un amigo que creo te ayudará”


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De acuerdo, me había propuesto batir el record del post más largo. Supongo que lo conseguí,uffff, ha costado ::meparto: ¡No se vaya todavía, Herr Schönenberg, aún hay más! ::drunk:
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Leovigildo escribió: - “Por eso hay tan pocos fósiles”

- “Y fósiles completos menos.

No te creas Leo, no te creas.
"Ninguna gilipollez es respetable. Lo unico respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas."
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

puntualizacion pedante a “Das logische Bild der Tatsache ist der Gedanke”. Se podria traducir como "LA logica representacion (o imagen) del Hecho es el Pensamiento", con una contundencia algo distante del "una" impropio de un racionalista convencido.
En cualquier caso tambien dijo algo asi como que mi mundo esta hecho del mismo material que mi lenguaje. Despues Fernando Savater (que creo que tambien es un admirador del mismo filosofo) reflexiono sobre que por muy inteligentes que seamos o nos creamos, no podemos separarnos radicalmente de las convenciones de nuestra epoca, que puede querer decir lo mismo, pero al reves.

y ahora cambiando de tema:
No nos vamos Herr leo, no nos vamos...
No se si has conseguido escribir el post mas largo pero si probablemente uno de los mas densos, al menos yo lo he tenido que leer dos veces. es terriblemente seductor y sugerente. No es facil. no es facil.
por mi parte creo que desmenuzare todo lo que comentas como corresponde, porque invita a pensar despacio.

como decia el clasico "No nos hace falta valor para emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos falta valor para emprenderlas." asi que creo que "El tiempo ha llegado"
"Mit der Dummheit kämpfen Götter selbst vergebens" F. V. Schiller
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Una ambulancia y dos camiones de bomberos pasaron a toda velocidad por la plaza de Alonso Martínez. El ulular de las sirenas convocó las miradas de algunos curiosos a través del cristal del Café. El camarero retiró la última copa que había consumido Herr Schönenberg.

- “Bueno, reconozco que alguna frase no está mal, pero sigue siendo bastante indigerible, con tanta adjetivación y cambio de estilo. Todavía no sé dónde quiere ir a parar, aunque eso puede ser hasta bueno, lo reconozco”.

- “Tengo algo más que he escrito, espere un momento”

- “No, ya está bien por hoy. Y gracias por la invitación, ¡buenas noches!”

- “Esto, yo no había dicho que…”

- “Lo dicho, amigo, ¡nos vemos y buenas noches!”


Se quedó filosofando un instante sobre la tendencia al sablazo que tenía ese filósofo, ¡qué hábil esgrimista, sí señor!. Pero le hacía gracia y por otra parte algunos comentarios le parecían interesantes.

- “¡La cuenta, por favor!”

- “Aquí tiene, señor”

- “¡92 Euros!”

- “Ejem, bueno, su compañero lleva toda la tarde pidiendo armagnacs…dijo que usted se haría cargo cuando llegara, ¿es correcto, señor?”

- “Ehhhh…por hoy sí. Vaya con el racionalista, ¡qué vivo!”

- “Si me permite, debo advertirle que su compañero es un viejo conocido de este local, y , por cierto, su técnica es exquisita, ¡formidable!, en los años que llevo en este Café no he visto una cosa igual en el manejo de los tiempos, ¡cómo se levanta en el momento justo!”

- “Ya me hago cargo”

- “Por otra parte, y disculpe de nuevo, pero no he podido evitar escucharles en algún momento. Creo que su compañero está dando demasiadas vueltas para explicar de dónde procede una obra de arte. Pienso que se puede expresar de manera mucho más sencilla que usando nirvanas, tractatus y fósiles, que de esos – y de versos sueltos- ya tenemos muchos, con perdón, aunque contribuyen a que este Café sea lo que es”

- “Ya me imagino…debe formar parte de su técnica para alargar las tertulias. Y dígame, qué opina usted”

- “Bueno, lo escuché a un cliente hace tiempo. Estaban comentando en una mesa el artículo de opinión de un famoso periodista. Unos le alababan y otros decían que no era tan original su estilo, unos que les recordaba a Proust con matices de Baudelaire, otros que si a Baroja, fíjese, a Baroja, ja ja, pero coincidían unánimemente en que el resultado era bastante bueno”

- “Bien, ¿y qué pasó?”

- “Pues que uno de ellos dijo que era sólo mármol. Le preguntaron que a qué se refería, y citó lo que atribuyen al escultor Miguel Ángel cuando contestó a alguien que le preguntaba de dónde sacaba esas obras maestras “

- “¿Y qué dijo exactamente”

- “La figura está encerrada en la piedra; yo me limito a quitar lo que sobra"

- “¡Genial respuesta!. Pero hace falta buen mármol y técnica para quitar lo que sobra”

- “Pues ahí está el toque, señor”


La figura está encerrada en la piedra; yo me limito a quitar lo que sobra. Vaya... El tiempo (de coger el buril :wink:) ha llegado.

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Voy a reponer fuerzas (y sacar pasta) que este filósofo me ha dejado temblando. Pero continuará...
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

El caso de Alfred Dreyfus

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Seguro que para él fue uno de los momenos estelares de su vida. ::glups :wink:

La mil y un aristas del caso Dreyfus: la xenofobia, el racismo, la necesidad del chivo expiatorio, el nacimiento del intelectual comprometido y de la prensa como contrapeso del poder... vistas desde una óptica contemporánea por José Emilio Pacheco.

El capitán Alfred Dreyfus se volvió el primer habitante de nuestro siglo. Hitler era un niño y Kafka un adolescente cuando Dreyfus inauguró como víctima el universo concentracionario y se transformó en el personaje de una novela no escrita, la del inocente que de pronto se ve castigado por un crimen ajeno y perdido en el laberinto de las instituciones, conjuradas para destruirlo sin que él sepa por qué.

En otro sentido Dreyfus es Abel, caído bajo los golpes de su hermano, y Job, el hombre contra quien se desatan todos los males del mundo y sólo puede resistirlos, y salvarse por último, gracias a su fe. En su caso, paradójicamente, la fe en los mismos valores de quienes se conjuraron para aniquilarlo: la patria, la familia, el honor, el ejército.

Cuando la información sustituye al conocimiento estamos enterados de todo pero no sabemos nada de nada. El affaire Dreyfus constituye uno de esos relatos de la historia que antes se escuchaban a menudo en la radio y después hemos visto en la televisión, en el cine, en las revistas. Es como el Titanic, Rasputín, Anastasia, la tumba del faraón, la conquista del Polo Norte, el proceso paralelo de Oscar Wilde. ¿Dreyfus? Ah sí, un capitán judeofrancés al que acusaron de espionaje. Estuvo en la Isla del Diablo, ¿no? Pero luego intervino Émile Zola y demostró que era otro el culpable. ¿Verdad?

La Ciudad Luz y el corazón de las tinieblas

La nostalgia es siempre una ficción consoladora, nunca tan fuerte como cuando selecciona sus imágenes en el archivo de lo inmemorable, de lo no vivido. Todos aceptamos que hubo una Belle Époque cuando era nuevo todo lo nuevo: la luz eléctrica, el cine, el teléfono, el metro, los taxis, la fontanería, la telegrafía inalámbrica, el fonógrafo. "Quien no conoció el mundo anterior a 1914 no sabrá nunca lo que fue la dulzura del vivir." El más superficial acercamiento al affaire por excelencia aniquila la belleza de la época, instala en plena "Ciudad Luz" el corazón de las tinieblas.

Existen centenares de libros en torno a Dreyfus. Hasta donde uno puede saber, la obra fundamental, la que resume y amplía a todas las demás, es L'affaire (1983) de Jean-Denis Bredin. Hay una excelente traducción de Jeffrey Mehlman: The Affair: the Case of Alfred Dreyfus (1986). Quien se interese por el tema debe leer el libro de Bredin, fuente principal de los datos expuestos en este artículo y ejemplar combinación de rigor académico y fluidez narrativa.

¡Bredin leyó todos los libros y todos los textos periodísticos y exploró todos los archivos disponibles hasta 1982! A su trabajo sólo puede añadirse una posdata: el desenlace de 1995. El caso Dreyfus tardó cien años en llegar a su culminación. Su resonancia no ha terminado ni acabará jamás. 8)
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

kummetz1938 escribió:La mil y un aristas del caso Dreyfus: la xenofobia, el racismo, la necesidad del chivo expiatorio, el nacimiento del intelectual comprometido y de la prensa como contrapeso del poder...
Interesante, muy buen aporte, en serio, (sobre todo me ha dejado pensativo eso de "cuando la información sustituye al conocimiento estamos enterados de todo pero no sabemos nada de nada"), pero...ejem...te has pasado, macho, ya me entiendes. ::glups
kummetz1938 escribió:Su resonancia no ha terminado ni acabará jamás
¿Es una amenaza? :mrgreen: si es así...¡arrepentíos, el fin del mundo se acerca! ::meparto:

Saludos ::drunk:
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Me ha caído casualmente en mis manos. Es uno de los temas que siempre me han fascinado.Vi hace mucho tiempo la película y creo que es un tema que nunca perdió de actualidad, o Zeitlos como dicen los alemanes. Casos como el de Dreyfus los hay por doquier, sólo que no tienen tan repercusión como el de Dreyfus, teniendo en cuenta las circunstancias de su tiempo. :wink:
El fin del mundo no creo que esté a la vista :D pero si sería interesante saber de como sucederá algún día. ¿Será una guerra, será un virus, nos caerá un planetoide encima, o tendremos un nuevo diluvio universal...o una sequía total? :wink:
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Sale el sol, sale la luna, el tiempo pasa. Empiezan a brotar las florecillas silvestres en los descampados del extrarradio, despliegan sus corolas amarillas, la hierba revive y alberga futuras espigas entre sus briznas. Invisibles arroyuelos que siguen cursos accidentados rumorean tras un aguacero imprevisto. En los jardines, los macizos de flores, bordeados con ladrillos semihundidos diagonalmente en el suelo, están erizados de lanzas verdes que serán peonías, tulipanes y narcisos, y la misma tierra, moteada de piedras, costrosa, dividida en irregulares fragmentos húmedos y secos, tiene el aspecto de lo más antiguo y huele como lo más nuevo bajo el cielo.

Estos fragmentos de naturaleza, a los que prende fuego intensamente en su cerebro antes de llegar de nuevo al trabajo, todavía soñoliento y con sabor a café en la boca, siguen humeando intensamente al final de la jornada, formando penachos prometedores ante las vacaciones de Semana Santa que al día siguiente comenzaban.

Se encontraba en una especie de remanso de paz. La Primavera había llegado a Madrid, y las muchachas en flor empezaban a querer mostrar al mundo sus encantos, tal vez un poco prematuramente. En busca del tiempo perdido.

- “¿Cuándo llegará el fin del mundo?”

No. Por favor. Hoy que no llegue.

- “¿Será una guerra, será un virus, nos caerá un planetoide encima, o tendremos un nuevo diluvio universal...o una sequía total?”

El fin del mundo sucede todos los días, en el alma de cada ser humano, cuando deja de emocionarse ante unos versos o una caña bien tirada. El fin del mundo ocurre cuando una civilización deja de ser fiel a sí misma, y reniega de sus más hermosos logros. El fin del mundo tuyo no es el fin del mundo mío, ni el fin del hombre es el del Universo. El fin del mundo, en fin, es particular y llega de modo imprevisto e inevitable, como esos finales de primavera que uno no espera, dejando pasar abril sin beber la vida a grandes sorbos, olvidando su presencia como si fuera a durar eternamente…hasta que llega la sequedad y el fuego triste del estío.

Carpe Diem, de nuestro amigo Walt Whitman:

Carpe Diem, aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido un poco mas feliz,
sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de
expresarte que es casi un deber.

No abandones tus ansias de hacer de tu vida
algo extraordinario...

No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía
sí pueden cambiar el mundo...

Somos seres, humanos, llenos de pasión.
La vida es desierto y tambien es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia...

Pero no dejes nunca de soñar,
porque sólo a través de sus sueños
puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor error, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes...
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos
aceptación, pero no podemos remar en
contra de nosotros mismos.

Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta el pánico que provoca tener
la vida por delante...
Vívela intensamente,
sin mediocridades.

Piensa que en tí está el futuro y en
enfrentar tu tarea con orgullo, impulso
y sin miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte...
No permitas que la vida
te pase por encima
sin que la vivas..."


Carpe Diem, flotilla. Nos vemos a la vuelta.
"La victoria es de los audaces"

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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

Imagen...¡William! Trae lo mejor que tengamos en la bodega.¡Tenemos visita! 8)
Imagen...¡Just coming sir!
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Re: stefan Zweig- en un febrero de 1942

De manera que nos dirigimos Michael y yo a la Staatsoper. Realmente habíamos quedado con su amigo a la salida de la función en la plaza, en la que entonces aún se llamaba Opernplatz.

La plaza se encuentra en el lado sur de Unter den Linden, esa arteria fundamental de Berlin que recorre el centro de la ciudad. Como colosos de una germánica nueva Roma aparecían las fachadas del edificio de la Staatsoper, la Universidad Humboldt y la catedral de St. Hedwig, la iglesia católica romana más antigua de Berlín.

Una fila de coches estaba aparcada frente el edificio de la ópera, lo que a cualquiera le habría hecho pensar en una noche burguesa de sábado normal. Como si la guerra no existiera. Realmente, los privilegiados pasan de puntillas por la Historia, pues ellos son quienes la escriben.

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Aunque consciente de mi propia demencia, embarcado en una búsqueda sin sentido de Isabelle, no me extrañó que el lugar oliese a gasolina quemada, residuo volátil del auto de fe inquisitorial donde el 10 de mayo de 1933 el partido quemó alrededor de 25.000 libros de herejes diversos como Thomas Mann, Heinrich Heine, Karl Marx o Stefan Zweig.

Si, el lugar olía a gasolina quemada, y me dio la impresión que tardaría siglos en disiparse, para que hábiles cazadores de metáforas lo percibieran en el futuro.

Me llegaron de nuevo, como un murmullo que crecía en mi memoria, los ecos de aquellos días, la mirada de odio de aquellos que creíamos compañeros cuando nos negamos a participar en la escenificación de aquella hecatombe cultural.

El 6 de abril de 1933, la Oficina Principal de Prensa y Propaganda de la Asociación de Estudiantes Alemanes Nazis anunció públicamente una “acción contra el espíritu no alemán” en todo el país, que tendría como punto culminante una purga literaria o la “limpieza” (Säuberung) mediante el fuego. Las sedes locales de la organización proporcionaron a la prensa comunicados y artículos por encargo, ofrecieron listas negras de autores “no alemanes”, costearon la presentación de figuras reconocidas del nazismo para que hablaran en reuniones públicas y negociaron para obtener tiempo para transmisiones radiales. El 8 de abril, la asociación de estudiantes redactó sus doce "tesis" -una evocación deliberada de las 95 tesis de Martín Lutero: declaraciones que describían los fundamentos de un idioma y una cultura nacional "puros". Publicitaban las tesis mediante carteles que atacaban el “intelectualismo judío”, sostenían la necesidad de “purificar” el idioma y la literatura alemanes y exigían que las universidades fueran centros del nacionalismo alemán. Los estudiantes describieron su “acción” como una respuesta a la “campaña de difamación” mundial de los judíos contra Alemania y una afirmación de los tradicionales valores alemanes.

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El 10 de mayo de 1933, en un acto simbólico de ominosa trascendencia, los estudiantes universitarios quemaron más de 25.000 volúmenes de libros “no alemanes”, presagiando un período de censura estatal y control de la cultura. La tarde del 10 de mayo, en la mayoría de las ciudades universitarias, los estudiantes afines marcharon con antorchas en “contra del espíritu no alemán”. Los rituales programados convocaban a altos funcionarios nazis, profesores, rectores y dirigentes estudiantiles universitarios para que se dirigieran a los participantes y espectadores. En los lugares de reunión, los estudiantes arrojaron al fuego los libros saqueados y “no deseados” con gran ceremonia, con bandas musicales, y los llamados “juramentos de fuego”. En Berlín, unas 40.000 personas se reunieron en el Opernplatz para escuchar a Joseph Goebbels pronunciar un discurso fogoso: “¡No a la decadencia y corrupción moral!” impuso Goebbels a la multitud. “¡Sí a la decencia y la moralidad en la familia y el estado! Así envío a las llamas las obras de Heinrich Mann, Ernst Gläser, Erich Kästner.”

Entre los autores cuyos libros los líderes estudiantiles quemaron esa noche se contaban socialistas famosos como Bertolt Brecht y August Bebel; el fundador del concepto de comunismo, Karl Marx; escritores críticos “burgueses” como el dramaturgo austriaco Arthur Schnitzler, así como “influencias extranjeras corruptoras”, entre ellas el autor americano Ernest Hemingway. Los fuegos consumieron también varios escritos del autor alemán Thomas Mann, que ganó el premio Nobel en 1929 y cuyo apoyo de la República de Weimar y critica del fascismo provocó la ira de los nazis, y los trabajos del autor de éxito internacional Erich Maria Remarque, cuya descripción impávida de la guerra, “Sin novedad en el frente”, los ideólogos nazis vilipendiaron como “una traición literaria a los soldados de la Guerra Mundial”.

Erich Kästner, Heinrich Mann y Ernst Gläser, denigrados en la retórica devastadora de Goebbels, representaban los primeros críticos literarios alemanes del régimen nazi, aunque Heinrich Mann había ganado fama como el autor de Professor Unrat, que apareció en los cines alemanes en 1930 como “El Ángel Azul”; y Kästner era primariamente conocido por su literatura para niños y jóvenes. Otros escritores incluidos en las listas negras eran los autores americanos Jack London, Theodore Dreiser y Helen Keller, cuya creencia en la justicia social la animó a abogar por los discapacitados, el pacifismo, mejores condiciones para los obreros industriales, y el derecho al voto de las mujeres.

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Pero no todas las quemas de libros tuvieron lugar el 10 de mayo, como los estudiantes alemanes habían planificado. Algunas fueron pospuestas algunos días por lluvia. Otras, respondiendo a la preferencia de los capítulos locales de las organizaciones, tuvieron lugar el 21 de junio, el solsticio de verano, una fecha tradicional de celebraciones con fogatas en Alemania. No obstante, en 34 ciudades universitarias a través de toda Alemania la “Acción contra el espíritu no alemán” del 10 de mayo fue un éxito, lo que le valió una amplia cobertura en los medios. En algunas ciudades, especialmente en Berlín, hubo transmisiones de radio que llevaron los discursos, las canciones y las consignas ceremoniales “en vivo” a innumerables oyentes alemanes. La promoción de la cultura “aria” y la supresión de otras formas de producción artística fue otro esfuerzo nazi por “purificar” a Alemania. Naturalmente los autores judíos estaban entre los escritores cuyos trabajos eran quemados, entre ellos algunos de los escritores contemporáneos más famosos del momento, como Franz Werfel, Max Brod y Stefan Zweig.

Otra vez Stefan Zweig. :wink:

También estaba entre los libros quemados la obra del poeta judío-alemán del siglo XIX, Heinrich Heine, autor de la famosa frase:

- “Dort, wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen"

Evidentemente. “Ahí donde se queman libros se acaban quemando también seres humanos”. Sólo hay que construir hornos para ello.¿Llegaremos a ello en medio de esta guerra?. Me niego a creer en tal sinrazón. Esto es una guerra contra Alemania…¿o es algo más?.

- “Realmente llevas una tarde muy silenciosa. Pensaba que estarías más animado. Te advierto que mi amigo es un industrial muy importante pero especialmente es lo que tú llamarías un vividor y que no le gusta andar con gente triste”

- “Disculpa, Michael, sólo estaba recordando lo que pasó aquí con la quema de libros. Es curioso ver cómo la cultura es un concepto tan maleable, tan servil en ocasiones y tan peligroso en otras”

- “Verboten!. Prohibido hablar de estas cosas por aquí. Nada de Bücherverbrennung. Ninguno de los que asiste a estas funciones está libre de culpa, si es a eso a lo que te refieres. Adopta un papel de amigo de un oficial de rango importante, deseoso de pasar buenos ratos en esta especie de permiso que tienes lejos del frente y seguro que no levantarás sospechas. Si alguien conoce los entresijos de la noche berlinesa en medio de la guerra, es Thomas.”

- “¿Y cómo vamos a enterarnos de algo?”

- “¿Recuerdas lo que te dije del expediente clasificado de la Reichssicherheitshauptamt?. No podemos hablar directamente de Zoepke. Estamos buscando a un tipo de la Gestapo, amigo, no podemos ir preguntando por él como si tal cosa, levantaríamos sospechas y en seguida nos veríamos tú y yo en el edificio siniestro de Prinz-Albrecht-Straße 8. Y créeme que no tengo ganas de que mi mujer se lleve el disgusto de cenar sin mí varios días. Pero podemos llegar a Zoepke indirectamente. Por lo que me contaste de lo que estuviste viendo aquella noche, solo hay que seguir un camino blanco que nos llevará a él, si no me equivoco”.

- “¿De qué camino blanco hablas?”

- “Cuál va a ser…la droga”


Continuará...
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